Un día en la Escuela de Música con un alumno que tan solo tenía 10 años, tuvimos una larga reflexión que sirvió para toda la clase y que hoy quiero compartir con vosotros, mis lectores. Este alumno se negó a hacer un ejercicio en el que tenía que cantar mientras yo le acompañaba con el piano, y que todos habían hecho de manera sencilla y sin problema alguno. Comencé a hacerle preguntas, que si era por vergüenza o inseguridad… Mientras, le observaba los ojos y parecía bloqueado.
Así que pensé que lo más correcto era hacerle ver que estaba bloqueado, y que desde ahí poco podíamos hacer. Le propuse que recogiera los cuadernos de todos sus compañeros y mientras, hicimos algunas gracias que suavizaron la tensión, ya que todos los compañeros estaban pendientes de él, por lo que el aire se podía cortar. Precisamente no era el momento más adecuado para desbloquear, si la energía grupal en ambiente no cooperaba. Al terminar de recoger todos los cuadernos, como en un intento de escapar me pidió ir al baño y sin importarme le asentí. Al volver, entraba con otra mirada y aproveché para sentarme a su lado y les hice a todos que escucharan atentamente. Era una clase de conjunto coral y claro está, que todos forman un equipo, pues así hay que tratar todos los problemas, en grupo, ya que gracias a uno niño del equipo, todos aprenden algo. Pronto pasó de ser una clase de canto a una sesión de coaching grupal. Y les hablé claramente sobre el camino de la vida. En el camino de la vida hay muchos obstáculos. La vida es como un videojuego en el que vas pasando pantallas. Cuando una pantalla no se supera, vuelves a repetir hasta que la superas. Así consigues pasar a otra y si en alguna de ellas se vuelve a repetir algo que pertenece a la primera pantalla será que todavía tienes algo que no quedó bien aprendido entonces. Les preguntaba si me comprendían de vez en cuando y asentían constantemente, incluso aportando algún comentario. Uno de ellos comentó que a él le pasa a veces jugando que se enfada porque está siempre en la misma pantalla y deja de jugar. Claro, le dije, pues a veces nos bloqueamos porque nuestra mente nos da el mensaje de que no podremos hacerlo “nunca” y que es muy difícil.
Yo les seguí contando algo. Recuerdo cuando mi padre me hablaba de estas cosas, él siempre me contaba una historia que le contaba a él mi abuelo, de un pintor que fue a pintar una casa y en el rato de la comida en la pared todavía sin pintar dibujó un gallo. El dueño llegó en ese momento y le encantó, por lo cual le dijo: “¿cuánto me cobraría usted por dibujar ese gallo en la pared de la habitación de mi hija?”. A lo que el pintor contestó: “1000 euros”. El dueño abrió los ojos y exclamó: “¡qué barbaridad! ¿por un gallo dibujado en la pared me pide tanto?”… El pintor se acercó y con templanza le dijo: “¿sabe cuántos gallos he pintado en mi vida para poder hacer el gallo que usted tiene delante?”… El ser constante, valorarnos y no pensar que es imposible, sino que un día después de tantas veces que lo hemos intentado, sabremos hacerlo perfecto. Estaremos orgullosos y nuestro esfuerzo tendrá un valor incalculable. Y que no hay peor frustración que la de no haberlo intentado. Si superamos el primer obstáculo que se nos pone por delante en la vida, superaremos el segundo y el tercero, y nuestra mente siempre estará abierta a dar pasos y a hacer cambios en el camino de nuestra vida, que cada vez serán más complicados según las etapas que vivimos. Y si tenemos miedo, pues mejor hacerlo con miedo que quedarnos paralizados.
¿Y qué sino es la vida? Como una gran obra en la que cada uno realiza un papel en el que lleva escrito todo aquello que tiene que hacer. Solo nuestra mente es la que se pone por delante como si un mono fuera, recordándonos sutilmente cuáles son nuestras creencias y lo leales que tenemos que ser a ellas. (¡¡¡¡Encerremos al mono en la jaula!!!!…). A continuación, me dirigí al alumno en cuestión y le pregunté: “¿te responsabilizas de ti mismo y te atreves a hacer el ejercicio?… Si me dices que no, no me va a importar, porque se que la vida te pondrá otras situaciones para que superes tus miedos. Y si dices que sí, te sentirás genial y todos nos alegraremos contigo”. A lo que él me contestó: “quiero hacerlo”.
Fue un momento gozoso, no solo para él, sino para mí y para toda la clase, pues habían aprendido algo que les había unido más.
La verdad que cuando nos encontramos ante una situación así, antes de llegar el bloqueo, es como si toda nuestra vida en ese mismísimo momento dependiera de ello. Entonces nos agobiamos, la situación se vuelve insostenible, nos negamos y uno queda inmovilizado. A veces acompañan ataques de miedo, incluso pánico. Todo esto ocurre en nuestro interior, mientras que en el exterior, intentamos disimular y aportar falsa tranquilidad. Este es el autosabotaje, porque acabamos haciendo inconscientemente cosas que no son las que deseas hacer, con lo cual puedes sentir que tienes mala suerte, que no vales para nada, que es demasiado difícil, que somos víctimas de las circunstancias, que no es el momento, que esto no es para mí, que la gente se aprovecha de nosotros y se empeñan en que hagamos algo que no podemos… Un sinfín de excusas baratas que nos proporcionaran las caricias suficientes para sentirnos menos frustrados y heridos.
“El Autosabotaje es decir
querer algo y luego procurar
que esto no ocurra”
Desgraciadamente pocas veces nos damos cuenta de que nos estamos autosaboteando, de lo que estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo. Siempre tenemos una justificación aparente y lógica que explique nuestro comportamiento.
Hacerse responsable de ese momento, no huir, dar el paso, te procura una liberación y satisfacción que no tiene precio. Mejor hacerlo solo que con ayuda, pero si la necesitamos, ¿por qué no pedirla?… Tenemos que observar lo que nos afecta nuestro sistema de creencias, que nos pueden limitar para toda la vida en algo que solo la mente puede solucionar, volviendo a ellas y dándonos cuenta que es como correr una cortina. Así rompemos la cadena que nos ata continuamente.
“Debemos cuidar nuestra mente
y mantenerla en equilibrio,
conociendo todas sus variabilidades,
proporcionando un orden.
Si conoces tu mente
te conoces a ti mismo”
Importante es cuando somos adultos, mirar nuestro pasado y el camino recorrido. Aquellas cosas que nos hemos quedado sin hacer, decisiones que se han quedado sin tomar porque nuestra mente nos ha limitado. Y curiosamente, muchas de esas cosas que hemos dejado sin hacer nos han hecho sentir frustrados, porque en realidad queríamos hacerlas. La cárcel en la que muchos viven, está construida por la propia mente y es más fácil salir de ella de lo que nosotros pensamos. Solo hay que hacerse responsable del momento, respirar hondo y dar el paso. Entonces nuestra mente nos hará libres.
“El Universo es generoso,
y conspira para que realices
tus deseos y metas,
cuando tu estás dispuesto a realizarlas”.
Vive un proceso conmigo y sentirás que estás creciendo. Descubrirás las enseñanzas que tu maestro interior guarda para ti. Las respuestas están en nuestro interior, no busques fuera.
Sentir, pensar, decidir y actuar en equilibrio.
Coaching Holístico Sistémico.
Marla Sánchez
www.marlasanchez.com/blog
(+34) 637719945
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4 respuestas a El Autosabotaje, esa parte de ti que bloquea los éxitos diarios de tu vida